Cultura

El egoísmo impúdico | Opinión

La voluntad humana es egoísta y, como asume Schopenhauer, el hombre es voluntad pura; por tanto, el hombre es egoísmo puro. Frente a tal desvergüenza mundana, el budismo y el cristianismo coinciden en un punto, el imperio del desapego. Echar la mochila del deseo y del yo nos libra del samsara y su rueda de sufrimientos.

Sin embargo, el desapego no puede ser la muerte del deseo porque es naturalmente humano desear y se desea, aunque no se quiera, en lo prohibido. Quizás no sea el deseo y el yo lo que nos redime, sino la muerte de la expectativa, que no es lo mismo que el deseo.

Camus comienza El extranjero, con Mersault frente a la muerte de su madre. Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer (…) Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer (…). Su frialdad espanta y no es desapego. Es tal extrañamiento emocional que linda con lo patológico (como cuando Camus deja a una anciana saltar de un puente mientras la ve por el retrovisor). Un alma muerta frente al deseo, que es vida, intensidad, locura y sed, y que es siempre egoísta.

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Javier Marías, en Los enamoramientos, trató de ese deseo tornado en amor romántico: Cuando uno desea algo largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que prefiere otra cosa. La espera nutre y potencia ese deseo (…). Romantiza Ortega y Gasset al señalar que el amor es estar marchando continuamente de nuestro ser al del prójimo, porque el prójimo siempre se inicia en el uno mismo.

Así, la clave del amor es amarse a sí mismo, quien se repudia es incapaz de amar. Hay en el amor una raigambre narcisista, amamos lo que amamos en nosotros o lo que hay en el otro que quisiéramos ser. El deseo es ego y no se puede prohibir.

El hombre es ego hasta cuando sufre por el dolor de quien ama porque ese dolor es también su propio dolor. Adam Smith se refería a los sentimientos morales, lo que llamamos empatía es una comprensión del dolor del otro a partir del referente de los que amamos.

El hombre es egoísta aun cuando ama y cuando sufre, lo es cuando sirve para sentirse bueno o cuando su entrega lo salva de la ira infinita de Dios. Perdone el realismo, no se trata en este artículo del deber ser, sino del ser, de la psique humana, del que al ver una fotografía grupal se buscará primero a sí mismo.

No existe el egoísmo filantrópico de Smith, sino el lucro socialmente útil.  Cuando me digas egoísta se lo dirás a mi espejo… que también te retrata.

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