Libros de autores clásicos, como Adventures of Huckleberry Finn, de Mark Twain, están siendo censurados y reescritos en Estados Unidos en nombre de la corrección política.
¿Qué pasó con Mark Twain?
Desde el año 2011, el clásico estadounidense Adventures of Huckleberry Finn de Mark Twain viene siendo prohibido o reeditado, no por un alto grado de complejidad en el lenguaje, sino por resultar aparentemente ofensivo a cierto sector de la comunidad afroamericana.
Sucede, que en este libro, así como en casi todos los relatos escritos o ambientados en el siglo XIX, abundan las expresiones peyorativas hacia las personas de tez morena. En Adventures of Huckleberry Finn, la palabra “nigger”, que significa “negro” o “negrato” de forma despectiva, aparece más de 200 veces.
Incluso, el Dr. Alan Gribben, editor actual de la obra de Mark Twain, ha mencionado que: «Podemos aplaudir la capacidad de Twain como destacado realista literario estadounidense para registrar el habla de una región en particular durante una era histórica específica, pero los insultos raciales abusivos que tienen connotaciones de inferioridad permanente repelen a los lectores de hoy en día».
El clásico Huckleberry Finn
Adventures of Huckleberry Finn, novela publicada en 1884, es considerado el primer título cumbre de la literatura estadounidense. Narra, con abundante picardía, humor y suspenso, las peripecias de un muchacho y un esclavo a lo largo del río Mississippi, abordando temas tan profundos como la libertad, la independencia, la esclavitud, el racismo y la moral de aquella época.
El destacado escritor, Ernest Hemingway, aseguró que “toda narrativa estadounidense partía de las Aventuras de Huckleberry Finn” y, en efecto, representa, quizás sin proponérselo, los pilares por los que se sostiene hasta el día de hoy la sociedad estadounidense: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
La voz de la sensatez
Con respecto a la sobreprotección de las susceptibilidades de las nuevas generaciones, Geff Barton, director de King Edward’s School en Bury St Edmunds, calificó el cambio del lenguaje en las obras de Twain como “completamente chiflada” y señaló: “Parece deprimente que seamos tan aprensivos que no podemos darle la oportunidad a los jóvenes de ver el contexto de los textos.”
Sería absurdo negar que la esclavitud en los Estados Unidos y otros lugares del mundo existió, tan absurdo como negar el Holocausto o la guerra actual entre Rusia y Ucrania. No podemos progresar como sociedad, ni individuos, si no aprendemos de la historia y juzgamos con criterio propio todo lo que fue producto de estos eventos históricos.
“La sensibilidad de hoy no puede dictar la literatura del pasado…” dice Costanza Rizzacasa d’Orsogna, autora de La cultura de la cancelación en Estados Unidos. No podemos permitir el negacionismo de las artes y la literatura, siendo esta un reflejo exacto de la cultura, mentalidad y sociedad de una época determinada en la historia de la humanidad.
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Directora ejecutiva de ILAD Media