Política

¿No existen los caviares?

Extraído de Ad Populum. Bastante gente ha salido a decir entre estos días que el término caviar sería una especie de cajón de sastre donde la derecha mete todo aquello que no le gusta. Que no tiene ningún significado realmente, y que su sólo uso evidencia un sesgo político. Sin embargo, ¿esto es así?

Para empezar, existen muchos otros ejemplos que podríamos dar de cómo la izquierda hace exactamente lo mismo al llamar fujimoristas o fachos a cualquiera que no se someta a su agenda. Entendamos que distorsionar las palabras y estirar su significado hasta convertirlas en un insulto o una chapa, es una práctica común en la creación de las narrativas políticas. Pero esto no significa que no haya algo de verdad detrás de esa etiqueta.

¿Qué significa que alguien sea caviar?

El caviar es un aperitivo derivado de los huevos del esturión, un pez originario del mar Caspio, que históricamente, y desde hace muchos siglos, ha estado asociado a las clases altas, burguesas o pudientes. Y da la casualidad de que Rusia siempre fue el principal vendedor de caviar en Europa.

Por eso, el término izquierda caviar, proviene de gauche caviar que significa lo mismo, pero en francés, y se acuñó en los 80s por los izquierdistas que criticaban a miembros suyos que no eran consecuentes con lo que predicaban.

La izquierda francesa, que se consideraba heredera de la revolución rusa comunista criticaba a los caviares porque decían que lo único que seguían tolerando de la Unión Soviética era su manjar de huevos de esturión.

Como vemos, el perfil está sumamente claro. Son izquierdistas de élite; izquierdistas que dicen estar con el pueblo y defender valores democráticos y progresistas, pero viven atrapados en la frivolidad de la buena vida y el refinamiento social. Y este perfil de personas no sólo existe en Francia por supuesto, en Inglaterra se les llama “socialistas de champán”; en Australia y Nueva Zelanda, “socialistas chardonnay”; en Irlanda, socialistas de latte -como el café y podríamos seguir nombrando varios casos.

Los caviares, no en el Perú, sino en todas partes, son esas élites que utilizan el discurso progresista para obtener legitimidad con un pueblo que no representan, y con eso limpiar la culpa que sienten por el espacio que ocupan en la sociedad. Por eso es entendible que también la izquierda radical utilice el término caviar, e inclusive los califique como su principal enemigo.

Basta recordar algunos casos muy concretos, como en 2017, en la marcha de “Con Mis Hijos No Te Metas”, cuando Saavedra, respaldado por la izquierda caviar, que controlaba toda la prensa del momento, mostró su profundo talante tecnócrata y autoritario, porque claro, cuando se impone el progresismo y el pueblo no lo quiere, para la izquierda caviar, el problema es el pueblo y no el progresismo. Ese el perfil de un caviar.

Los políticos progresistas de buena familia (“los niños bien que se portan mal”), según la definición de Martha Hildebrandt. Pero también se puede definir a los caviares como sustantivo (los caviares de la prensa) o como adjetivo (esa organización caviar).

Los caviares, evidentemente, son personas concretas, con cierta afinidad ideológica, con cierto comportamiento común e intereses; que están vinculados a esa porción progresista de la élite. Pero también se puede usar como adjetivo, diciendo “eres muy caviar”, respecto a una forma de actuar, de hacer negocios, o de hacer política.

Está muy claro que, para una élite bien educada, con contactos y con culpa de su privilegio social, los lugares donde encuentran trabajo suelen ser ONG internacionales, organismos multilaterales, la prensa internacional, entre varias otras de la misma línea. Por eso el globalismo y los caviares están íntimamente vinculados.

¿No existen los caviares?

Que algunos utilicen el término de la manera que se les ocurra, para relativizar el concepto e introducir ruido en la discusión; no quiere decir que no signifique nada. Con ese criterio no podríamos hablar tampoco de liberalismo, democracia, o república, ya que son definidos de maneras distintas según cada persona y han cambiado con el paso de la historia.

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