Extraído de SFL opinión. La protección de la libertad es crucial para el Estado, y cualquier medida gubernamental que afecte la vida de las personas debe ser rigurosamente justificada. Esta es una idea fundamental dentro de la teoría del Estado mínimo. Se trata de la noción de que el Estado debe tener una intervención mínima en la vida de las personas, limitándose únicamente a garantizar las condiciones necesarias para que la sociedad funcione de manera eficiente y se respeten los derechos individuales.
Su defensa parte de la idea de que la libertad individual y la prosperidad económica son aspectos cruciales que debe promover el gobierno, y que cualquier intervención extra en la economía o en la vida de las personas es un obstáculo para la obtención de estos objetivos
En principio se sostiene que los individuos son los mejores jueces de sus propios intereses y que la intervención del Estado solo puede distorsionar sus decisiones. El rol del Estado en materia económica debe estar limitado a mantener la ley y el orden, estable la moneda y los precios, y proteger la propiedad de los individuos, como bien dice Milton Friedman. Otro tipo de intervención estatal en la economía afectaría el mercado negativamente y también a los ciudadanos.
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Por otro lado, el Estado mínimo también tiene una justificación moral. Para el liberalismo los derechos individuales son el fundamento de la moralidad y cualquier acción del Estado que los limite o restrinja es injusta. Robert Nozick manifiesta que el Estado no puede violar los derechos individuales, siquiera en beneficio del bienestar general. Cualquier acción del Estado que viole, como, por ejemplo, el derecho a la propiedad privada es completamente ilegítima.
Una tercera razón es que el Estado mínimo promueve la innovación y el progreso tecnológico. Los liberales argumentan que las empresas privadas son más eficientes que el Estado en la producción de nuevos bienes y servicios y que una intervención excesiva del gobierno restringiría la creatividad y la innovación.
Para Adam Smith, la búsqueda del propio interés es el motor del progreso económico, y cualquier restricción a esta búsqueda es perjudicial para el desarrollo de la sociedad. Finalmente, el Estado mínimo se justifica por motivos pragmáticos, argumentando que el Estado grande es ineficiente y corrupto.
Cuanto más grande es el Estado, más complejas se vuelven las estructuras administrativas, lo que conduce a una mayor burocracia y a una mayor cantidad de regulaciones, facilitando así la corrupción y el despilfarro de recursos.
Ya decía Ludwig von Mises que el Estado es una institución necesaria pero peligrosa, y el poder que posee debe ser limitado rigurosamente con el fin de evitar que caiga en manos de personas inadecuadas.
En ILAD defendemos la democracia, la economía de mercado y los valores de la libertad.
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Estudiante de ciencia política.