Extraído de Estación Cultural. Uno de los mayores misterios de la literatura contemporánea latinoamericana es el caso de Jorge Luis Borges y la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Borges fue un ilustre autor argentino, poeta, ensayista y cuentista. Nominado en cuatro ocasiones al premio Nobel de Literatura, en los años 1967, 1968, 1969 y 1970, sin obtener la distinción ni una sola vez.
Los argumentos caviares
La hipótesis más conocida, y sobre todo la más lógica, trata del carácter conservador del escritor y de sus críticas a la literatura social y “revolucionaria” de su época.
En la desclasificación de los archivos de la Academia Sueca se menciona su postura abiertamente antiperonista, su acercamiento a Rafael Videla, quien encabezó el Proceso de Reorganización Nacional de Argentina entre 1976 y 1983, y la visita a Augusto Pinochet, para recibir un doctorado honoris causa en la Universidad de Chile.
Las versiones oficiales de la Academia, narran que Borges jamás recibió el premio por su narrativa “elitista”. El ministerio de Cultura de Argentina escribió, en un artículo dedicado al tema: “el académico Anders Österling, presidente del Comité, rechazó a Borges porque era, en sus propias palabras «demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura».
El eterno candidato al Nobel
Jorge Luis Borges, autor de Ficciones, El Aleph y otros grandes libros, fue candidato por casi 30 años al máximo galardón de la carrera literaria. Su caso no solo demuestra que existe una ideología predominante en las argollas artísticas desde hace ya bastante tiempo, sino que, además, esta viene acompañada de una audaz intolerancia que impide apreciar una obra de manera objetiva.
Theo L. D’Haen y varios otros estudiosos de la literatura en habla hispana concuerdan en que Borges contribuyó enormemente a la literatura filosófica y metafísica, así como al género fantástico, y que, finalmente, es uno de los precursores del realismo mágico en la cultura latinoamericana del siglo XX.
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