¿Qué es y cómo se ve?
En 2015, el columnista Ross Douthat utilizó por primera vez el término «capitalismo woke», definiéndolo como la forma en que las empresas muestran su apoyo a causas progresistas para mantener su influencia y popularidad en la sociedad. Así, vemos cómo las corporaciones están interviniendo en la política de manera directa, haciéndole el juego a la izquierda y al estatismo en aras de una falsa tolerancia.
El capitalismo woke o activismo corporativo puede manifestarse de diferentes formas.
Algunas marcas pueden crear productos alusivos a una causa, como, por ejemplo, la colección Pride de Converse. Otras, pueden donar parte de sus ganancias a ONGs afines, como MAC Cosmetics, quienes han contribuido con más de $2 millones a Planned Parenthood desde el 2008. También hay marcas que alinearán su filosofía con un discurso progresista para ganar adeptos en ese nicho, como el caso de Patagonia y sus campañas ambientalistas.
¿Cómo combatir esta tendencia?
Primero, apoyando empresas y emprendimientos locales que vayan de la mano con nuestros valores, y dejando de comprar en marcas con las que no comulguemos ideológicamente. También es importante ser conscientes de lo que consumimos y consecuentes con lo que pregonamos. ¿Si no nos gusta la filosofía de una empresa, por qué le daríamos nuestro dinero?
Es muy importante alzar la voz si algo no nos convence, ya que, como consumidores, a los proveedores de bienes y servicios les importa lo que tengamos que decir.
¿Qué es y cómo se ve?
En 2015, el columnista Ross Douthat utilizó por primera vez el término «capitalismo woke», definiéndolo como la forma en que las empresas muestran su apoyo a causas progresistas para mantener su influencia y popularidad en la sociedad. Así, vemos cómo las corporaciones están interviniendo en la política de manera directa, haciéndole el juego a la izquierda y al estatismo en aras de una falsa tolerancia.
El capitalismo woke o activismo corporativo puede manifestarse de diferentes formas.
Algunas marcas pueden crear productos alusivos a una causa, como, por ejemplo, la colección Pride de Converse. Otras, pueden donar parte de sus ganancias a ONGs afines, como MAC Cosmetics, quienes han contribuido con más de $2 millones a Planned Parenthood desde el 2008. También hay marcas que alinearán su filosofía con un discurso progresista para ganar adeptos en ese nicho, como el caso de Patagonia y sus campañas ambientalistas.
¿Cómo combatir esta tendencia?
Primero, apoyando empresas y emprendimientos locales que vayan de la mano con nuestros valores, y dejando de comprar en marcas con las que no comulguemos ideológicamente. También es importante ser conscientes de lo que consumimos y consecuentes con lo que pregonamos. ¿Si no nos gusta la filosofía de una empresa, por qué le daríamos nuestro dinero?
Es muy importante alzar la voz si algo no nos convence, ya que, como consumidores, a los proveedores de bienes y servicios les importa lo que tengamos que decir.
