El día martes 22 de abril a las 15:23 horas, un grupo militar, conformado por 195 integrantes de las Fuerzas Especiales del Ejército y de la Marina de Guerra del Perú, ejecutó la operación militar “Chavín de Huántar”, que permitió el rescate de 72 rehenes que permanecieron cautivos durante 126 días tras el asalto a la residencia del embajador de Japón por parte de 14 miembros de la organización terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
En ella se abatieron a los 14 terroristas y fallecieron, en combate, 2 miembros de las fuerzas armadas, el Coronel Juan Valer Sandoval y el Teniente Raúl Jiménez Chávez.
Un hito de la lucha antiterrorista
La Operación Chavín de Huántar se considera una de las operaciones de rescate más exitosas del mundo y un hito en la lucha contra el terrorismo en Perú.
El amor por la patria y la vocación de servicio de nuestras FF.AA. fue el motor que los llevó a gestar esta hazaña y que los mantiene unidos, firmes y dignos para continuar luchando por la pacificación nacional.
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La persecución contra los comandos
A pesar del tiempo transcurrido, nuestros héroes siguen siendo objeto de procesos judiciales y de citaciones ante los tribunales para responder por el operativo luego que familiares de los emerretistas abatidos, apoyados por ONG de “derechos humanos”, los denunciaran por una presunta “ejecución extrajudicial”.
Los comandos tuvieron un juicio en el año 2002 que significó un proceso injusto y una mancha para el honor de quienes participaron en la operación.
¿Derechos humanos para los terroristas?
A pesar de que la justicia peruana resolvió que los comandos eran inocentes, la parte civil apeló ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, apoyados por ONG como APRODEH y CEJIL.
En 2011, la Corte-IDH solicitó al Estado peruano que se allane a una serie de recomendaciones, entre ellos: un nuevo juicio en el fuero común y que se indemnice a los familiares de los terroristas.
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El testimonio de un héroe
El Capitán EP ® Alex Segura enfatizó, al medio Perú21, que “su misión fue la de rescatar a 72 rehenes con vida bajo el marco de los derechos humanos», y negó que hubiera habido alguna orden de eliminar terroristas rendidos.
«Si hubiera habido un terrorista rendido estaría ahora procesado. Todas las balas que se escuchan (durante el operativo) son los disparos de ellos, nosotros entramos con silenciador, esto desbarataría la tesis de que hubieron rendidos» explicó.
«Nosotros no pedimos recompensas, no pedimos reconocimientos, no pedimos nada, la satisfacción del deber cumplido es el mayor pago. No pedimos nada más que nos dejen tranquilos, que tampoco nos estén atormentando con juicios absurdos, con exponernos inútilmente. Si yo hubiera sabido que me iba a esperar todo este tema, mejor hubiera sido quedarse en la residencia y morir con gloria a que estar perseguido, humillado, vapuleado, que se creen ciertas dudas sobre la honorabilidad de la operación y sobre los comandos…» enfatizó a aquel periódico.
Dato curioso
¿Sabías que la operación tomó el nombre de la cultura ancashina Chavín, cuyo centro ceremonial presentaba una intrincada red subterránea de túneles? Esta característica arquitectónica sirvió de referencia para la construcción de los 4 túneles debajo de la residencia del embajador japonés, que permitieron el rescate.
Los túneles fueron construidos en tiempo récord gracias a la labor de experimentados mineros del centro del país, con el apoyo de soldados de los Batallones de Comando Nº 19 y 61.
