Extraído de Ad Populum. Todos nos hemos conmovido con las terribles imágenes de la pandemia que en el 2020 afectó duramente al Perú. Todos conocemos ya las medidas equivocadas que tomó Martín Vizcarra, con sus geniales asesores que pretendían luchar contra el machismo en plena pandemia mundial, mientras los conos enterraban a sus muertos, y encima, se les impedía trabajar.
El asunto es que todos acríticamente han asumido que la victoria de Pedro Castillo al año siguiente tuvo que ver con que sus votantes habrían sido los más afectados.
¿Es esto cierto?
Pues es cierto que la pandemia afectó principalmente a los más pobres, que vieron caer 30% sus ingresos, mientras los más ricos sólo 15%. Algunos dirán hasta aquí, sí, que por eso debemos entender la reacción del pueblo que decidió votar por un radical filoterrorista, debemos entender que quieran Tomar Lima, debemos entender que ataquen a la Policía, y así.
¿Pero esto es así? ¿De verdad? Pareciera una explicación razonable.
Pues déjenme decirles que he encontrado uno datos en el INEI que nos deberían llevar a dudarlo seriamente. La realidad, es que los pobres se vieron más afectados que los ricos es cierto, pero solo en las ciudades y especialmente en Lima, donde las irracionales restricciones de Vizcarra llevaron a que los informales no pudieran trabajar.
Mientras que, en el campo, donde se supone que está la mayoría de los votantes de Castillo, el impacto en los salarios fue bastante menor, y no afectó sólo a los más pobres, sino a todos.
¿Sorprendido?, pues hay más.
Si vemos al Perú postpandemia, es decir si comparamos cómo estaban las familias entre el 2021 y antes de la pandemia, en el 2019, nos llevaremos una sorpresa. Son los segmentos más ricos los que siguen más afectados respecto a cómo estaban las cosas antes de la pandemia y los que aún no se recuperan.
Y si lo desglosamos, veremos los salarios en el campo hoy están más altos que antes de la pandemia. Y es, al contrario, en Lima, en todos los segmentos, los salarios han caído entre 20% y 30% para todos los niveles económicos.
Es decir, todo lo contrario, a lo que te vende la narrativa izquierdista que pretende justificar la violencia en el interior. La realidad es que Lima, entre la pérdida de trabajo, la falta de inversión, y la inflación cada vez más alta, es la más afectada en la crisis.
Dejen de mentir. Si bien no existe contexto socioeconómico que justifique la violencia, y sólo filosenderistas pueden creer eso, lo cierto es que inclusive este discurso se cae de Maduro. Recordemos que las restricciones del Lagarto nunca aplicaron para los agricultores, así que ese es una posible respuesta a este resultado.
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Director periodístico