Hemos escuchado, en numerosas ocasiones y de la boca de altos funcionarios, la falacia de que “los problemas de Venezuela los deben resolver los venezolanos”. De más está señalar la frivolidad y el peligro de este tipo de comentarios.
La lucha por la libertad en Venezuela le compete a todo Occidente. Cuando los países vecinos callan y miran para otro lado, en silencio, avalan el régimen dictatorial, la vulneración de los derechos humanos y el asesinato de inocentes.
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Esto cobra mayor relevancia cuando nos damos cuenta de la fragilidad de la democracia en América Latina, en donde el autoritarismo nos coquetea en cada elección presidencial. ¿Quienes callan serán, acaso, dictadores en potencia? Basta ver que Nicolás Maduro solo cuenta con el apoyo de la izquierda más rancia del continente y potencias autoritarias del otro lado del mundo, como China y Rusia.
En el Perú, los principales aliados del régimen venezolano son los lapicitos de Perú Libre; partido socialista, marxista-leninista, que pide a gritos una asamblea constituyente como la que usó Hugo Chávez para perpetuarse en el poder en 1999. Mientras estos lanzan comunicados avalando la dictadura, pasan desapercibidos otros tibios personajes de izquierda progresista que también callan ante los abusos contra el pueblo de Venezuela, como la eterna candidata presidencial Verónika Mendoza.
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En la batalla cultural y en la política, aplica a cabalidad la frase “quien calla otorga”, un refrán que significa que quien no se opone a algo vocal y públicamente, da a entender que aprueba lo propuesto.
Ya nos lo advertía el presidente norteamericano, Ronald Reagan: “La libertad nunca está a más de una generación de extinguirse. No se la transmitimos a nuestros hijos a través de la sangre. Debemos luchar, protegerla y entregársela para que hagan lo mismo”.
Queda claro que, en el siglo XXI, la tibieza y las medias tintas no sirven de nada. Sobre todo, cuando se trata de regímenes que pisotean la voluntad de millones de personas para meter millones de dólares a los bolsillos de una sanguinaria cúpula. Es por eso que todo aquel que cree en la libertad, la vida y la propiedad debe alzar su voz, hoy más que nunca, porque ningún país está a salvo del autoritarismo comunista.

Directora ejecutiva de ILAD Media