Economía

¿Un Estado más grande es un estado más fuerte?

Extraído de Ad Populum.  “Necesitamos un Estado fuerte para combatir la corrupción, para combatir la pobreza, para combatir los monopolios, para darle al pueblo lo que merece.” ¿Has escuchado esto alguna vez? Pues la izquierda siempre ha pretendido confundir a la gente con este discurso. Mezclan lo que es un Estado fuerte, con lo que … Continue reading ¿Un Estado más grande es un estado más fuerte?

Extraído de Ad Populum.  “Necesitamos un Estado fuerte para combatir la corrupción, para combatir la pobreza, para combatir los monopolios, para darle al pueblo lo que merece.”

¿Has escuchado esto alguna vez? Pues la izquierda siempre ha pretendido confundir a la gente con este discurso. Mezclan lo que es un Estado fuerte, con lo que es un Estado grande. Y con esto te estafan. Porque donde se dice que debe haber un Estado fuerte, lo que en verdad buscan es un Estado grande, que no es lo mismo.

¿Y cuál es la diferencia?

Un Estado grande es un estado que gasta mucho, que controla y supervisa una buena parte de la economía, que cobra altos impuestos; es decir, un Estado grande es un estado caro.  El tamaño del Estado es lo que cuesta pagar la fiesta de los políticos, en funcionarios públicos, en consultorías, en menús y similares.

Si bien el Perú no es un Estado especialmente grande si lo comparamos con otros países, su tamaño nunca ha sido más grande que el de ahora. Y esto desmiente la idea de la izquierda de que la Constitución del 93 redujo el Estado al mínimo, todo lo contrario, el gasto público no ha parado de crecer en las últimas décadas. Por el contrario, un estado fuerte es otra cosa.

Un estado fuerte es aquel que impone la ley, que tiene instituciones, que garantiza la seguridad y la justicia en todo su territorio; donde la ley se respeta. Lo contrario es un estado débil, que es lo que tiene el Perú: un estado corrupto, que tiene zonas de su territorio abandonadas, donde no se garantiza el orden civil.

En un estado débil no hay seguridad, no hay justicia, y la gente prácticamente se organiza como puede a nivel privado para sobrevivir.

Una forma de medirlo es el índice de Estado de Derecho del Proyecto de Justicia Global, que evalúa aspectos como la justicia civil, penal, la división de poderes, la corrupción y otros aspectos institucionales.  Y en este campo, a pesar de que como vimos, nuestro estado es cada vez más grande, el Perú es un estado cada vez más débil.

Una porción importante de la izquierda pretende engañarte al decirte que, para obtener un Estado fuerte, se necesita un Estado grande. Como vemos, esto es abiertamente falso. Los estados más fuertes de la región no son los estados más grandes.

Podemos ser un Estado muy grande como el de Bolivia, y podemos estar en la cola en Estado de derecho, con el puesto 130. Porque una cosa es la calidad del servicio, y otra muy distinta es el tamaño de la cuenta. En el Perú nos cobran demasiado a cambio de lo que nos dan.

Todos conocemos las falencias del Estado peruano. Largas colas para los trámites, retrasos, falta de seguridad, falta de servicios públicos básicos, ausencia de orden, informalidad, nadie cumple las normas y todos hacen lo que quieren.

Eso se va a solucionar limpiando las instituciones, con honestidad y capacidad de gestión. Cobrar más por un mal servicio, por un mal estado corrupto, no va a mejorarlo. Con lo que hay, se puede hacer mucho más.

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