Extraído de Ad Populum. Keiko le hizo un golpe de Estado contra PPK, Vizcarra hizo un golpe de Estado contra el Congreso, Merino le hizo un golpe de Estado a Vizcarra, Sagasti hizo un golpe de Estado contra Merino, Pedro Castillo le hizo un golpe de Estado al Congreso, y Dina Boluarte hizo un golpe de Estado contra Castillo.
¿En qué clase de fango se ha metido el Perú en donde prácticamente cualquier cosa se ha convertido en un golpe de Estado? ¿Quiénes son los autores de la banalización de este concepto? ¿Quiénes han venido pervirtiendo el lenguaje hasta el punto en el que estamos, en el que la mayoría del país considera a Castillo como víctima de un golpe de Estado?
Un delincuente que en televisión nacional dijo que quería disolver y “reorganizar” a todas las instituciones independientes del país. Pero ¿cuándo empezó todo esto? ¿de dónde sale la idea de que el Congreso puede dar un golpe?
Para empezar, debemos definir qué es un golpe de Estado. Que tiene dos acepciones según el diccionario panhispánico:
- La sustitución por la fuerza o por medios inconstitucionales, es decir, ilegales, de quien ostenta el poder político.
Un golpe militar, por ejemplo, es un caso particular de golpe de Estado, en el que el Ejército en apoyo de cierta facción política toma el poder por la fuerza.
- Cuando se desmantelan las instituciones sin un procedimiento legal; como es el caso de un autogolpe; disolver el Congreso, el Poder Judicial, o similares.
Como vemos, la idea de golpe de Estado parlamentario ni siquiera aparece.
En el Perú esta narrativa fue construida desde en la época de PPK, en el 2017, cuando se pretendió engañar a la gente diciendo que la vacancia era en sí misma un golpe de Estado.
Pero ¿qué me dirías si te digo que esta narrativa es importada?
Sería bueno mirar un poquito qué venía sucediendo en la región cuando PPK asumía el poder.
En el 2015, el escándalo de Lava Jato, que también alcanzaba a PPK, salpicó a la entonces presidenta Dilma Rousseff, denunciada por actos de corrupción en Petrobras.
Ante esto se planteó un proceso de destitución por parte de la Cámara de Diputados de Brasil, que llevó a que saliera del poder en abril del 2016.
Su aliado Lula da Silva y la propia Rousseff denunciaban que esto sería, un golpe de Estado. Junto a Evo Morales por supuesto.
En las épocas de PPK, 2017, diarios de la izquierda chavista, reportaban los intentos de vacancia como un “golpe parlamentario”. ¿Casualidades?
Pues otra “casualidad” es que el discurso desde Caracas siempre ha sido el de calificar de golpe de Estado a todo aquello que no le convenga a su revolución bolivariana.
Por eso, en el 2009, cuando Manuel Zelaya fue destituido de la presidencia de Honduras,
por intentar convocar a una Asamblea Constituyente, e ir contra el Congreso, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia,
¿Qué decían los alfiles de Caracas y Cuba? Golpe de Estado.
En el 2012, cuando el presidente Fernando Lugo, miembro del Grupo de Puebla, fue destituido por el parlamento en Paraguay.
¿Qué decían los alfiles de Caracas y Cuba? Golpe parlamentario.
En el 2019, cuando Evo Morales se ve obligado a renunciar por denuncias de fraude electoral, y con irregularidades señaladas por la OEA, Jeanine Áñez asumió la presidencia.
¿Qué decían los alfiles de Caracas y Cuba? Golpe de Estado.
La absoluta banalización del término proviene de que venimos siendo bombardeados por un discurso creado por fuerzas serviles a las peores dictaduras de la región, que pretenden confundir a la población.
Porque, en el Perú, antes de PPK, se evaluaron vacancias por incapacidad permanente por lo menos contra tres presidentes, y ninguna fue considerada como golpe parlamentario ni de Estado.
En 1992 contra Fujimori cuando cerró el Congreso, que fue vacado por esta causal por el Congreso disuelto, y se nombró al vicepresidente Máximo San Román.
Esto inclusive fue defendido en su momento por nada menos que Gustavo Gorriti.
Además de que en el 2000 se ejecutó efectivamente la vacancia por esta causal contra Fujimori.
En el 2005, se discutió la posible vacancia contra Toledo por la falsificación de firmas en la inscripción de Perú Posible, una serie de irregularidades más
En el 2010, también se discutió la vacancia de Alan García por parte de la bancada de Ollanta Humala, quien descaradamente años después diría que vacar a Martín Vizcarra era golpe de Estado.
¿Cómo has cambiado pelona?
En ninguno de todos estos casos, se enarboló el discurso de golpe parlamentario o de golpe de Estado.
¿Raro no? Sería bueno que se empiece a investigar a quienes promueven esta narrativa falsa, no vaya a ser que estén recibiendo un suculento estipendio desde los promotores de que el Perú empiece a conformar la lista nefasta de las dictaduras del Socialismo del Siglo XXI.
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Director periodístico