Todos sabemos del enorme peso que tiene Brasil en la región, este concentra cerca de un tercio de toda la población y casi la mitad de toda la actividad económica de Iberoamérica. Y esta quizá sea la razón por la cual la influencia de China sobre este país se siente cada vez más.
La estrategia de la Nueva Ruta de la Seda busca expandir los tentáculos del gigante asiático sobre todo el mundo a través de inversiones y acuerdos comerciales.
A partir de 2019 estrategia viene incluyendo a países como Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Perú.
Pero este proyecto no es nuevo, y empezó con Brasil cuando Lula Da Silva estrechó los lazos con China en el 2009, fortaleciendo sus relaciones bilaterales.
¿Cómo se llegó a ese punto?
Debemos entender que Brasil es uno de los países más influyentes de la región, y no solo por su peso económico y democrático.
La geografía de Brasil lo obliga a mantener relaciones diplomáticas con cada uno de sus 10 países limítrofes, una ventaja que es utilizada para impulsar el sueño de ser una potencia mundial.
Desde los años 40, Brasil tuvo buenas relaciones con los Estados Unidos, permitiéndoles construir bases militares en su territorio a cambio de inversiones económicas y tecnológicas. En este periodo se construyó el Alta Redonda, el primer complejo industrial integrado de Sudamérica.
Pero, a partir de los años 60, Brasil decidió que, si quería ser una potencia mundial, debía dejar de ser la sombra de EE.UU.
Bajo el gobierno de João Goulart, Brasil empezó a aproximarse a China y a la Unión Soviética, adoptando políticas consideradas como antiimperialistas por los Estados Unidos.
Con el pasar de los años, Brasil mejoró su tecnología militar, sus políticas exteriores y apostó por iniciativas propias en la región para poder instaurar su hegemonía, como: el Mercosur, el Unasur o el Tratado de cooperación Amazónica.
Además, Brasil autoconsiderado como una de las economías emergentes más prometedoras en la década de los 2000s, formó parte de los BRICS, que no es otra cosa que el acrónimo de sus fundadores: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
De todos los países de este grupo, su aproximación a China ha sido especialmente potente. Pues, desde el 2004, cuando Brasil firmó el acuerdo de cooperación estratégica con China, los intercambios comerciales no han parado de crecer, y hoy China es el mayor socio comercial de Brasil.
Incluso estos dos ya empezaron a realizar operaciones internacionales al margen del dólar, lo que también forma parte de la estrategia China de rediscutir el orden comercial establecido por los Estados Unidos.
La nueva Ruta de la Seda involucrará inversión China en puertos, aeropuertos y otras infraestructuras que faciliten la comunicación entre nuestra región y el gigante asiático.
Si les suena similar a lo que empieza a suceder en el Perú, NO es pura coincidencia; ya que con Brasil como punto de partida, la estrategia de China pretende seguir su curso en el resto de países de la región.
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Periodista de ILAD Media.