El miércoles 19 de julio empezará la “Tercera Toma de Lima”. Los disturbios de inicios de este año, sumados a las exigencias de las organizaciones que participarán, hacen dudar de que vaya a tratarse de una protesta pacífica. Hace unos días, la Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha (CNUL), organización que agrupa a diversos movimientos sindicales y sociales, publicó un comunicado que llama a luchar hasta lograr “la renuncia del gobierno ilegítimo y criminal”, el “cierre del Congreso corrupto” y una “nueva constitución política vía asamblea constituyente”.
Por su parte, la izquierda capitalina, supuestamente “moderada” pero siempre funcional a la izquierda radical, sostiene que la marcha simplemente busca “el adelanto de elecciones”. Sin embargo, el Comité Nacional Unificado de Lucha del Perú (CONULP), un frente de movimientos antigubernamentales aún más grande que la CNUL, tiene como principal objetivo restituir a Pedro Castillo en el poder.
Si hubiera triunfado el golpe de Estado de Castillo, los movimientos que integran la CNUL y la CONULP, muy probablemente, hubieran sido la fuerza de choque de su dictadura, al igual que “los colectivos” de la Venezuela chavista. En tal escenario, la izquierda caviar seguramente hubiera sido “la oposición democrática”, “la derecha”, ya que la verdadera derecha hubiera sido ilegalizada. Por suerte, no vivimos esa realidad, pero todos estos grupos, que se alzaron en defensa de un golpista, insisten en su proyecto antidemocrático.

Se sabe que el Movadef, es decir, Sendero Luminoso, y el Militarizado Partido Comunista del Perú, sus remanentes armados e independizados que operan en el VRAEM, tendrán participación en la “Tercera Toma de Lima”. Es importante tener presente esto, sin embargo, más importante es saber que no son el principal motor de las anunciadas protestas y, sobre todo, que no se requiere de un pasado y un presente terrorista para representar un peligro para la democracia.
Sendero Luminoso y el MRTA han dejado una profunda herida en los peruanos, un trauma que nos hace invisibilizar otros peligros. Las noticias de su participación en protestas como las anunciadas, hacen que la mayoría de colectivos radicales se victimicen, que griten “¡terruqueo!”, y que se desvíe la atención del peligro que representan grupos violentistas que movilizan mucha más gente. Se estima que unas trece mil personas participarán en esta “Tercera Toma de Lima”, esto es, en protestas que buscan la reposición del breve dictador, y/o una asamblea constituyente que nos convierta en la “República Bolivariana del Perú”.
Todo esto representa un verdadero peligro para el país. Lamentablemente, un sector de la prensa capitalina prefiere hablar del “régimen cívico congresal”, de la “captura del poder” por parte de grupos “ultraconservadores” y del “avance del fascismo”, evidenciado, según ellos, por las acciones de La Resistencia, es decir, veinte loquitos que hacen bulla en la calle e imitan el saludo fascista.
No se indignaron cuando Castillo recibió gente del Movadef en Palacio de Gobierno, ni cuando se nombraron subprefectos regionales vinculados a este grupo terrorista, pero sí cuando el viceministro de interculturalidad recibió a radicales de derecha hace unos días. Ahí sí hablaron de una alianza del régimen con el fascismo. ¡Así son!
El discurso de la izquierda capitalina, la izquierda caviar para ser más precisos, es completamente funcional a la izquierda radical que pretende capturar el poder mediante la violencia callejera. Les dan una narrativa, el discurso del “régimen cívico-militar vinculado al fascismo” y denunciado por organismos “serios” de derechos humanos. Así atizan la indignación de sectores que verdaderamente creen que Pedro Castillo es una víctima, “un profesor humilde, campesino, que sufrió un golpe de Estado”, y que, ahora sí, en el Perú se ha impuesto “un régimen dictatorial”.
Dina Boluarte es una pésima presidenta y la mayoría de congresistas son una vergüenza, por lo que se entiende que muchos quieran un adelanto de elecciones. Sin embargo, apoyar la “Tercera Toma de Lima” es servir a la agenda de grupos que están bien lejos de buscar la democracia y la prosperidad del país. Esperemos que la “Tercera Toma de Lima” no logre sus objetivos.
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Abogado