Muchas veces asociamos el concepto de materialismo histórico acuñado por el marxismo específicamente bajo una óptica económica, olvidando que este también tiene repercusiones epistemológicas, filosóficas y científicas.
De esta manera, Marx pensaba que una consecuencia de la perpetua lucha de clases que existe entre los ricos y los pobres a lo largo de toda la historia era que no existían verdades universales, sino solo ideologías de clase, que influencian como interpretamos la realidad.
Esta idea es plasmada de manera aterradora en la obra 1984 de George Orwell, donde el protagonista debe reconocer que 2+2=5 y que fue correctamente catalogada bajo el término polilogismo por el filósofo químico Michael Polanyi.
Básicamente, lo que promulga esta teoría sería que el conocimiento humano es definido por la condición de clase, en el marxismo clásico, y por otras categorías minoritarias o identitarias como la raza, género, identidad sexual, bajo la óptica del neo marxismo.
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Así, la veracidad de la información no depende de su metodología, de su evidencia ni de su lógica, sino de la categoría de quien la emite. Esto hace que la lógica de los grupos oprimidos sea automáticamente correcta, mientras que aquella correspondiente a los opresores es descartada por ser una mera herramienta para justificar la opresión.
Por este motivo, hoy en día se publican artículos periodísticos donde se dice que las matemáticas son racistas porque se basan en un concepto colonialista, o vemos que en países como Chile o Perú se descarta toda la evidencia empírica respecto al descenso histórico de la desigualdad para afirmar que el sistema económico “neoliberal” está agotado.
No queda duda que al final del día el polilogismo sirve como una herramienta política de la izquierda para poder justificar su agenda política, incluso cuando esta contradiga de manera flagrante la lógica o el razonamiento universal básico.
No negamos que la verdad sea difícil y a veces imposible de discernir, o que el mismo método científico muchas veces se basa en querer desmentir paradigmas preestablecidos a través de nueva experimentación. Sin embargo, lo que consideramos inaceptable es como bajo el polilogismo ni siquiera se tiene que mantener la apariencia de tener que justificar ni comprobar afirmaciones absurdas, como el hecho de que 2+2 sería 5 por motivos ideológicos.
En ILAD defendemos la democracia, la economía de mercado y los valores de la libertad.
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