Extraído de Arena Política. La derecha obtuvo la mayoría de los votos en la Comisión Constituyente de Chile, comisión que tendrá que entregar para el 7 de noviembre de este año su proyecto final de Constitución.
De los 51 consejeros constitucionales, 22 han sido obtenidos por el Partido Republicano de José Antonio Kast, y 11 por Chile Seguro; con ello el 65% de los votos quedan en manos de partidos de derechas, mientras que Unidad para Chile el partido del actual presidente Gabriel Boric, sólo obtuvo 17 consejeros.
Pero, ¿qué pasó en el país vecino?, ¿Cómo es posible que, tras 4 años del estallido social liderado por la izquierda, exigiendo una nueva Constitución, hoy termine siendo la derecha quien la redacte?
Para eso tenemos que recordar cómo es que una simple subida de los tickets del metro generó en octubre del 2019 un enorme estallido social, con excesiva violencia en diversas partes del país, que generó que el parlamento de Chile convocara a un proceso constituyente.
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La Constitución que se pretendía eliminar, descalificándola como la constitución de Augusto Pinochet, ha pasado por más de 60 reformas, e inclusive desde el 2005 incluye la firma del expresidente socialista Ricardo Lagos.
Sin embargo, en octubre del 2020 se realizó un referéndum donde 78% de los electores aprobó convocar a una Convención Constitucional, lo que acá sería una Asamblea Constituyente.
En el 2021, se eligieron a 155 delegados que redactaron una nueva Constitución, y que ponía sobre la mesa algunos puntos bastante radicales:
- Cambiar el nombre del país de “República democrática de Chile” a “República paritaria de Chile”, llevando a la ideología de género hasta otro nivel.
- Crear un «Estado plurinacional e intercultural», constituyendo autonomías regionales indígenas, cada una con una política propia.
- Reconocer la liberalización del aborto
- Más gasto público en derechos sociales como salud, pensiones y demás.
Es decir, la propuesta anterior representaba un proyecto refundacional que la izquierda proponía al pueblo chileno. Sin embargo, en septiembre del año pasado, la primera Comisión Constituyente recibió el rechazo masivo de la población, rechazando su propuesta con más del 62% de los votos.
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Ante la crisis generada por este rechazo, este año se convocó a una segunda Comisión Constituyente, cuyas elecciones han generado los resultados que hemos visto. Más de 85 millones de dólares se han gastado en la primera convención, según la Secretaría Administrativa de la Convención Constitucional, y van por más.
Además de los 45 mil millones de dólares al año que podría costa la implementación de la nueva Constitución, es decir, más del 14% del PBI chileno, según un estudio elaborado por Rodrigo Vergara y Gabriel Ugarte, exministro de Hacienda y expresidente del BCR de Chile, respectivamente.
El ejemplo de Chile nos debe servir de ejemplo sobre lo que realmente puede pasar si hacemos lo que Verónika Mendoza, Vladimir Cerrón y las izquierdas vienen insistiendo en imponer desde hace años. Además, en nuestro país los partidos políticos están destruidos, y su legitimidad es muchísimo más baja que en Chile, en un escenario similar al chileno, nuestra Asamblea Constituyente sería un fracaso aún más rotundo.
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Periodista de ILAD Media.