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Nos gusta gustar | Opinión

Es cierto que cuando uno es joven y está a disposición de conocer a alguien, para formar un vínculo amoroso o intentarlo al menos, el terreno del interés, de la seducción y del enamoramiento es hostil, un campo minado lleno de formalidades y burocratismo. Decía Borges que en la amistad no hay necesidad de constancia, mientras que en el amor sí, un día de ausencia sabe a traición.

No se puede negar que habrá personas a las que les pareceremos interesantes, con las que tendremos química y atracción, pero es una estulticia pensar que se debe elegir bajo los mismos intereses, por la afinidad en el sentido del humor o la pasionalidad, tales cosas no dejan de ser una máscara. No puedes sostener una relación, ni un hogar con ello. Por otro lado, pocos eligen por la ética, por los valores morales de la persona y por lo fuerte que intenta ser ante situaciones tormentosas.

A todos nos gusta gustar porque, lamentablemente, somos seres oscuros, llenos de maldad y egocentrismo. Sin embargo, también tenemos la capacidad de prevenir y saber qué baldosas es mejor ni pisar. Decía un proverbio que los prudentes se coronaran de conocimiento y que la honra precede la humildad. Pocos son los que aceptan su condición débil y prudentemente evitan situaciones, muchos creen poderlo todo, pero la juventud enceguece y, siendo el tiempo tan malvado, nos enseña a golpes que cada decisión y palabra que decimos tiene una consecuencia y va creando un camino que nos lleva a algún lugar.

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El progresismo, por ejemplo, en muchos casos, es una herida profunda de relaciones fallidas, llenas de infidelidades, toxicidad, donde en general la mujer queda decepcionada del hombre, por ende, tiende a radicalismos para expresar su enojo. También es una herida provocada por familias que, aunque bien conformadas, muchas viven en la hipocresía y no hay una felicidad y paz genuina, eso termina dinamitando cualquier anhelo de querer formar un hogar. La hipocresía es el tributo que el vicio rinde a la virtud, decía François de La Rochefoucauld, quien también dijo que la manera más fácil de ser engañado es cuando uno se cree mejor que el resto. Estamos sufriendo los estragos de la falta de humildad y la falta de responsabilidad emocional.

Si hay un interés real de querer ganar la batalla cultural, empiecen por sus relaciones más cercanas, pidan perdón, corrijan errores, esfuércense en mejorar. De nada sirve ser pro familia si le eres infiel a tu esposa o ilusionas a varias personas para alimentar el ego propio. La coherencia entre el discurso y la acción es el determinante para construir, caso contrario, eres la piedra de tropiezo para alguien más.

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