Cultura

Con los niños no te metas | Opinión

A diferencia del eslogan “con mis hijos no te metas”, es necesario plantear el tema desde la perspectiva de que los niños no pertenecen tampoco a los propios padres, sino que son individuos que gozan de derechos constitucionales y deben ser respetados. Visibilizando así también los casos en que los propios progenitores ejercen violencia física, verbal o psicológica.

Al entender que estos individuos, muchas veces menospreciados o subestimados, son amparados por la ley y la Constitución, brindamos importancia a lo que piensan, sienten o dicen, esto no quiere decir que tengan un criterio formado para la toma de decisiones, sin embargo, sí abre paso a que cualquier conducta errónea sea corregida de la manera más sana y viable posible, justamente con el objetivo de construir una mejor sociedad.

Por otro lado, la nauseabunda ideología de género no solo pretende lograr que elijan su propio género desde pequeños, además alimenta la idea de que un juego inocente se puede convertir en una realidad permanente, incluso exponiéndolos a procesos de hormonización bastante traumáticos. Por ejemplo, solo en Estados Unidos, entre el 2017 al 2021, más de 18 mil niños han iniciado un proceso con lo que llaman bloqueadores de pubertad. Sumado a esto, en la mayoría de marchas del orgullo LGTBQ+ reina el exhibicionismo (delito penado hasta con 4 años de cárcel efectiva) en el que, en muchos casos, niños participan.

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Es innegable que otro tema doloroso también es la paidofilia de la que muchos niños son víctimas, pero que al haber una red enorme de trata de personas, financiado por delincuentes que se dedican a la pornografía o a actividades ilegales, muchos políticos o celebridades no quieren ni siquiera mencionar que existe tal problema. Holanda, por ejemplo, es el país que más aloja páginas web de violaciones infantiles, seguido de Estados Unidos y Rusia.

Por ende, no se puede hablar de un solo enemigo cuando hay varios: un sacerdote malicioso, un pedófilo, un proxeneta, incluso padres que buscan deconstruirlos o sobreprotegerlos. Ver el tema desde la visión de que los infantes no son adquisiciones materiales que pertenecen a alguien, sino que son individuos que necesitan protección hasta que cumplan la edad de hacerse cargo de sus propios actos, podría ayudarnos a no solo erradicar ideologías nocivas, también a exponer a lobos vestidos de ovejas.

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