“Es una causa noble”, “defiende los derechos de la mujer”, “es una histórica lucha por la igualdad” son frases con las que el movimiento feminista continúa promoviéndose en el siglo XXI, presentándose como el “David” que lucha contra el “Goliat” del machismo y el patriarcado.
Sin embargo a diferencia de David que -según el relato bíblico- solo contaba con una honda y una piedra para derrotar al gigante, el movimiento feminista cuenta con el financiamiento de empresas, ONGs y gobiernos alrededor del mundo.
En la mayoría de casos es a través de organismos internacionales que dichas transacciones y financiamiento se llevan a cabo. Destacan la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) como lo revela el reporte elaborado por el Global Center for Human Rights sobre el balance del financiamiento de la CIDH y la Corte IDH desde el 2009 hasta el 2021.
Uno caso emblemático es el de “Manuela y otros vs. El Salvador”, donde uno de los demandantes, Agrupación Ciudadana para la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico, recibió financiamiento de la Fundación Ford -donante constante de la CIDH- y apoyo oficial de la fundación alemana Heinrich Böll, quien a su vez ya venía aportando un total de USD 40.077,12 desde el 2017 a la Corte IDH.
El fallo de la corte supuso para el Estado de El Salvador el deber de diseñar e implementar un -lenguaje internacional para encubrir el aborto- dentro de los programas escolares.
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Las ONGs, por otra parte, no se quedan atrás y constituyen importantes fuentes de financiamiento. Así por ejemplo la International Planned Parenthood Foundation (IPPF), la red de clínicas abortistas más grandes en Estados Unidos, a través de uno de sus sub-organismos denominado Planned Parenthood Global destinó en el 2018 la suma de USD 25,252,840.00 para promover su agenda abortista fundamentalmente en países subdesarrollados, el Perú entre ellos.
Estas grandes cifras se materializan en las acciones que ONGs locales como la “Asociación Kallpa” -aliada de Planned Parenthood- realiza promoviendo el aborto y el feminismo comunitario en todas las regiones del Perú.
Pero no son solo estas organizaciones y empresas que aportan dinero a las causas feministas, sino también otras naciones, pese a que los programas que financian se lleven a cabo fuera de su territorio nacional.
Para promover el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) N°5 denominado “Igualdad de Género”, la ONU creó el Fondo para la Igualdad de Género (FIG), enfocado en lograr el empoderamiento económico y político de las mujeres.
Según cifras oficiales de la web de ONU Mujeres, el FIG ha otorgado desde el 2009 USD 65 millones en subvenciones a 121 proyectos en 80 países, y destaca.
Frente a esta realidad que nos revela a nosotros como el verdadero “David” de la batalla cultural, ¿qué podemos hacer quienes estamos en pie de lucha? Quedarse de brazos cruzados no es la respuesta.
Más allá de la disparidad de recursos considero que la sumatoria de esfuerzos en el marco de la cooperación mutua y a través de plataformas de acción nacionales e internacionales con agendas consensuadas es quizás la honda que necesitamos para dar batalla al Goliat de la agenda feminista. Renovemos los ánimos recordando que al final fue David quien con su valentía y enfoque triunfó. Seamos valientes, seamos una voz diferente.
En ILAD defendemos la democracia, la economía de mercado y los valores de la libertad. 
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Estudiante de periodismo
