Economía

La inflación y el principio de escasez | Opinión

Se puede definir a la inflación como una subida generalizada en el nivel de los precios de los bienes y servicios de una economía.

La inflación, ese fenómeno del cual hemos oído hablar en noticieros, redes sociales y conversaciones casuales; es un término que frecuentemente tiene lugar en las discusiones sobre la sociedad actual. Una palabra que ha ganado popularidad por su presencia, cada vez mayor, en diversas partes del mundo.

De manera resumida, se puede definir a la inflación como una subida generalizada en el nivel de los precios de los bienes y servicios de una economía. Es decir, se le llama así al contexto en el que el precio de las cosas ha aumentado – o se ha inflado.

La inflación cuenta con múltiples causas posibles, que en ocasiones se dan de manera simultánea. Todas -o al menos, la gran mayoría- parten del principio de escasez: mientras algo es más escaso, tiene un mayor valor. Esto debido a que se vuelve más difícil conseguir ese algo y que, en consecuencia, la sociedad considera ese algo como más valioso.

Dentro de estas causas las más recurrentes son:

  1. Aumento abrupto de la demanda: cuando la demanda; es decir, la exigencia de la disponibilidad de un producto por parte de los consumidores, aumenta a un ritmo mayor que la producción del mismo, su precio aumenta porque hay mucha gente interesada en comprarlo y pocas unidades disponibles. Un ejemplo reciente es la subida del precio de los limones.
  2. Aumento de los costos de producción: cuando aumentan los costos de lo necesario para producir algo, el precio final del producto también aumenta porque es la forma en que las empresas no perderán dinero vendiendo el mismo. Normalmente, los costos que varían y tienden a aumentar son los de las materias primas y la mano de obra.
  3. Aumento de la oferta monetaria: cuando el banco central de un país decide imprimir demasiado dinero, este empieza a perder valor porque se ha vuelto menos escaso – o más común.

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La inflación se encuentra presente en la economía de todos los países, en menores y mayores proporciones, según de cuál se hable. Y, por lo tanto, tendrá consecuencias que se catalogarán según la magnitud de su presencia.

Por ejemplo, se recomienda que la tasa de inflación se mantenga entre el 2 y el 3 % anual porque esta subida ligera en los precios incentiva el consumo de los hogares, lo que impacta positivamente en la economía porque mantiene el dinero circulando entre estos, las empresas y el sector público (Gobierno). Pero que no perjudica – al menos significativamente – la capacidad de ahorro e inversión de los hogares, así como la capacidad adquisitiva de los mismos. Además, algunos economistas sugieren que una tasa de inflación que se mantenga entre estos parámetros, puede provocar un proporcional aumento de los salarios.

También se señala que la inflación favorece a quienes tienen una deuda con alguna entidad financiera. Esto debido a que la deuda se contrae en valores nominales y en un contexto inflacionario el dinero pierde valor.

Por ejemplo, si la deuda se contrae por un préstamo de 1000 soles, que en su momento valían para comprar un televisor, y al año siguiente el país entra en una crisis inflacionaria que devalúa la moneda al punto que 1000 soles actuales equivalen a comprar una bolsa de arroz, el valor real de la deuda ha disminuido. Por ende, pagarla será más fácil.

No obstante, estos dos efectos, que pueden parecer positivos, no son los únicos que provoca la inflación.

Generalmente, cuando la tasa crece por encima de los parámetros saludables, provocando una subida notoria en los precios, no lo hacen proporcionalmente los salarios. Esto ocasiona una pérdida en el poder adquisitivo de los hogares y también en su capacidad para ahorrar dinero con vistas al futuro. Esta pérdida deriva en problemas sociales que pueden llevar al desborde de un país.

Casos extremos, como los de Argentina y Venezuela son representativos de ello. Sin embargo, ya se ha visto cómo un aumento de 4 céntimos de dólar ocasionó revuelo social en Chile.

Por lo tanto, resulta importante apuntar hacia mantener la tasa de inflación en unos parámetros saludables para la economía – y para nosotros – a través de políticas monetarias favorables.

Desde hace muchos años nuestro país ha sido ejemplo a seguir en la región gracias a los esfuerzos del Banco Central y la autonomía con la que cuenta con respecto al Gobierno.

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