El surgimiento del liberalismo en Estados Unidos está estrechamente vinculado al New Deal y, por lo tanto, a la política del Frente Popular durante la Gran Depresión. Las políticas del New Deal se basaron en una variedad de movimientos de izquierda, como el socialismo, el progresismo y el movimiento populista. Estados Unidos siempre ha sido un país «liberal» desde sus orígenes, y en realidad no tiene una historia de «verdaderos conservadores» que busquen preservar una aristocracia como en Europa, ya que no existía una aristocracia que preservar.
Dicho esto, los términos «liberal» y «conservador» pasaron a utilizarse más en su sentido coloquial que en su significado dentro de la filosofía política. Así, los «liberales» en EE. UU. eran aquellos que apoyaban el gasto público liberal y la participación del gobierno en la economía, estando también más abiertos a los cambios sociales. En cambio, los «conservadores» en EE. UU. apoyaban un enfoque más conservador respecto al gasto, la regulación y los cambios sociales. Como consecuencia de esto, «liberal» se convirtió en un término general en la política estadounidense para designar a aquellas personas que deseaban una mayor participación del gobierno en la economía y que eran socialmente progresistas.
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En Europa, por otro lado, el liberalismo se vincula más tradicionalmente con sus raíces clásicas, haciendo hincapié en la libertad económica, la intervención gubernamental limitada y la protección de los derechos individuales, lo que lo sitúa generalmente en el centro o centroderecha del espectro político. Los liberales europeos suelen abogar por políticas de libre mercado, que podrían alinearse más estrechamente con lo que los estadounidenses llamarían ideales libertarios o conservadores. Por lo tanto, un liberal en EE. UU. no necesariamente rechaza la libertad económica, sino que interpreta el liberalismo a través de una perspectiva que incluye un papel más amplio del gobierno en la rectificación de las desigualdades sociales y económicas, lo que refleja una evolución histórica diferente del término en comparación con su contraparte europea.
En Europa, donde la mayoría de los países cuentan con un sistema multipartidista, existe más espacio para que los izquierdistas y los liberales se identifiquen de manera diferente dentro de distintos partidos políticos. En cambio, en Estados Unidos, los izquierdistas tienden a ser catalogados como liberales, aunque no lo sean, ya que, en términos generales, los demócratas son considerados liberales. En los últimos años, ha surgido un movimiento izquierdista mucho más grande en EE. UU., pero, debido al sistema bipartidista, muchos de estos se identifican como demócratas, lo que genera confusión entre ambas ideologías.
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Al final, la clarificación de estas ideologías políticas es más bien una cuestión de dialecto e idioma. Ni los europeos ni los estadounidenses utilizan la palabra «liberal» de manera «correcta» en términos absolutos, sino que lo hacen dentro de los contextos históricos y políticos propios de sus respectivos países.
