Hace unos días, el rey Carlos Tercero del Reino Unido anunció frente al parlamento británico que se vendría un paquetazo de medidas legislativas contra el tabaco, que estaban siendo coordinadas con el primer ministro, Rishi Sunak, incluyendo la prohibición total de venta de cigarrillos para todas las personas que hayan nacido desde el año 2009, para adelante. Esta idea, es una copia de una legislación aprobada en Nueva Zelanda a finales del año 2022.
¿Acaso es correcto que el rey del Reino Unido, o cualquier otra persona, quiera impedir que las futuras generaciones puedan fumar un producto dañino para la salud como los cigarrillos?
Es necesario recordar que antes de ser rey, Carlos anunció durante la pandemia en una conferencia del World Economic Forum que estábamos frente a una etapa de gran reseteo económico, donde el capitalismo tendría que evolucionar de manera más consciente. Básicamente, lo que proponía es que los Estados tenían que intervenir de manera directa la economía para proteger estos los nuevos intereses de la sociedad, que incluyen la protección al medio ambiente, la salud, entre otros.
Incluso, se ha revelado que el rey Carlos es bastante amigo de Karl Schwab, presidente ejecutivo del World Economic Forum, quien de manera ínfima anunció que para el año 2030 no serás propietario de nada y serás feliz por ello. Proponiendo que la población tenía que dejar de aspirar a la propiedad y conformarse con ser arrendatarios o poseedores de sus viviendas, modelo que fue empleado durante la Unión Soviética.
Este tipo de propuestas nacen de una filosofía política denominada paternalismo. Bajo esta ideología se entiende que el Estado debe comportarse como una figura paternal que busca quitarle su agencia a la población al ser considerados como incapaces de poder velar por su propio bienestar, como si fuesen menores de edad.
Esto significa que bajo el paternalismo los ciudadanos ignorantes tienen que ser guiados por una elite iluminada, que dictará su destino y fortuna, porque ellos sí conocen cual es el camino correcto para el bienestar. Bajo el contexto moderno, se pretende fundamentar el paternalismo como una necesidad para mantener el orden en sociedades altamente pobladas debido a la globalización.
De esta manera, no es sorpresa que un miembro de la realeza esté apegado a este tipo de pensamientos políticos, dado que durante toda su vida ha sido criado bajo la idea de que la élite tiene que guiar a los comunes para ser salvados de sus propios instintos oscuros.
Sin embargo, es claro que el paternalismo es no solo muy peligroso, sino francamente absurdo.
Para comenzar, las personas no son incapaces ni deben ser tratadas por sus gobernantes como menores de edad. Un burócrata no está en una mejor posición de poder decidir tu propio destino por ti.
Nadie niega que los cigarrillos son dañinos, sin embargo, acaso las personas no son completamente libres y autónomas de poder ingerir cualquier sustancia que deseen. Los cigarrillos no son más dañinos que otros productos, como la sal, la azúcar, las grasas trans, que son constantemente consumidos a diario. Como cualquier otra sustancia dañina, lo que convierte a los cigarrillos en mortales sería su consumo desmedido o crónico.
Acaso ahora va a venir el Estado a querer prohibirnos también que comamos pan con chicharrón o que comamos donuts.
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De esta manera, quedaría claro que, si uno fuma de manera muy esporádica, se disminuirá de manera drástica cualquier riesgo mortal o daño a la persona. La mayoría de la gente que decide fumar cigarrillos no lo hace de manera crónica.
Mejor dicho, esta medida termina siendo completamente desproporcionada, dado que estaría afectando no solo al consumidor crónico que estaría poniendo en riesgo a su salud por fumar constantemente, sino porque también afecta al consumidor promedio o esporádico, que en verdad no estaría poniendo su vida en riesgo porque consume una dosis muy baja de nicotina.
Incluso bajo la premisa falsa de que los cigarrillos fuesen siempre mortales, tampoco se podría fundamentar su prohibición. En el estudio de políticas públicas se considera que la prohibición de conductas sin víctimas es absurdo y claramente inconstitucional. Normalmente, se entiende que el Estado debe evitar que las personas dañen a terceros, y si es que ocurre un daño, este debe ser castigado y prohibido.
Sin embargo, cuando alguien conscientemente decide fumar, no puede ser considerado como una víctima, dado que se estaría generando un daño a sí mismo de manera consciente, lo que debe ser permitido por la sociedad.
En cualquier Estado donde prime la libre voluntad y autonomía del hombre, se entiende que las personas pueden tomar decisiones que te terminen perjudicando a ti mismo, dado que esto es parte de la naturaleza humana. Esto además es protegido bajo el derecho de autonomía de la libre voluntad.
Mejor dicho, las personas somos libres de poder forjar nuestros propios destinos sobre la base de nuestras propias preferencias, especialmente cuando se relaciona a circunstancias que solo nos afecten a nosotros mismos, como, por ejemplo, la comida, alcohol, drogas música o ropa, que decidamos consumir o utilizar a diario.
Por todos estos motivos, es necesario que aquellos que todavía creemos en la libertad podamos protestar frente al crecimiento de este tipo de medidas legislativas completamente paternalistas que solo existen para imponer el capricho de una élite sobre los individuos.
¡Mientras existan aquellos que nos quieran ordenar a no fumar, corresponde a nosotros hacerles frente y decirles que no!
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Abogado