Gran alegría sentimos los peruanos al ver las ruinas de Machu Picchu y la Ciudad Imperial del Cusco en la pantalla grande gracias a la producción de “Transformers: El despertar de las bestias”.
Los aficionados al cine pensamos que este podría haber sido un primer paso a la exportación –y explotación– de las bondades paisajísticas del Perú para fines cinematográficos, pero la efusividad no duró mucho al enterarnos de que la famosa historia de “Paddington en Perú” se grabará casi íntegramente en Colombia debido a las trabas del Gobierno peruano.
La polémica
A través de sus redes sociales, el director de cine Sandro Ventura expresó su malestar ante la noticia de que, la película que lleva el nombre de nuestro país, se filmará en un 80% en tierras cafeteras: “Se llama Paddington en Perú y se filmará mayormente en un país hermano porque por acá no existe una política real para el audiovisual… Ni para los extranjeros ni para los nacionales…”, sentenció.
De la misma manera, cuestionó las decisiones y la poca iniciativa real de las autoridades peruanas en promover la industria cinematográfica: “¿Sirvió de algo gastar millones de dólares en publicidad en Nueva York sin una real intención de crear leyes y beneficios que atraigan la filmación de películas?” escribió en su post de Instagram.
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Leyes de cine y políticas públicas
De acuerdo al creador de contenido Hugo Lezama, en el Perú existe la Ley Petrozzi que propone un aumento presupuestal desde el Poder Ejecutivo principalmente para el desarrollo del cine nacional y regional. Después de la pandemia y tras numerosas crisis políticas, no se han visto resultados a gran escala que beneficien realmente a la cultura, ni al turismo, ni por último, a la industria cinematográfica.
En Colombia, en cambio, existen numerosas leyes que incentivan la inversión privada en el cine a través de las deducciones de impuestos y facilidades para las productoras extranjeras que quieren filmar en el país.
Serviría, además, tomar el ejemplo de la Ley de Cine de República Dominicana, la cual establece generosas exenciones tributarias tanto para productores como para bienes, servicios y arrendamientos directamente relacionados con la pre-producción, producción y post-producción de obras cinematográficas.
¿Hasta cuándo seguiremos pensando que a mayores barreras burocráticas y tributarias, mejor será la producción artística y cultural de nuestro país? Lo sensato sería apostar por los incentivos para el sector privado y los inversionistas extranjeros. A menor intervención estatal mayores serán las oportunidades de crecimiento para todos.
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Directora ejecutiva de ILAD Media