Cultura

Transformers vienen a complicarlo todo | Opinión

De pronto los Transformers llegaron al Perú.  De pronto Optimus Prime habla quechua.  De pronto una secuela de una franquicia venida a menos tendrá un impacto de entre 25% y 30% en el flujo de turistas, ni más ni menos, según Promperú.

Y eso que se trata de una película por la que a nivel mundial nadie daba un duro.  Las primeras dos pueden haber sido unos éxitos comerciales, pero desde entonces, la serie de películas de los robots que cambian de forma inspiraba menos y menos expectativa en la audiencia.  Algo similar podemos decir de la cuarta película de la franquicia de Indiana Jones, que también transcurre en parte en el Perú.

Ahora imagínense si una película de verdad con alta expectativa fuese filmada en el Perú.  La pregunta que nos deberíamos hacer es si eso sería posible.  En el 2008 la segunda película de la nueva franquicia de James Bond, Quantum of Solace, iba a ser filmada en el Perú.  No obstante, a último momento decidieron trasladar la producción a Bolivia.  El anuncio oficial fue que esta decisión se debía al clima impredecible, que llovía mucho, algo que se sabe de Cusco desde tiempos precolombinos.  Sin embargo, esta decisión se tomó en el marco de una ola de protestas en esa región.  En el Reino Unido fuentes manifestaron preocupación por esto, no por las lluvias.

Quantum of Solace fue dirigida por Marc Foster, quien previamente había sido nominado a dos premios BAFTA, un Critics Choice Award, un Golden Globe, un premio en el Festival de Berlin, un premio en el festival Sundance y había ganado un Hollywood Film Award, un premio en el Festival de Venecia y un Spirit Award.  Este señor quiso hacer su película en el Perú y la realidad peruana no se lo permitió. ¿A quién sí se lo permitió? A Steven Caple Jr, quien antes de dirigir Transformers: Rise of the Beasts no había ganado premio alguno y tenía la abrumadora experiencia de haber dirigido dos películas y eso es.

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A lo que voy es que estamos haciendo un escándalo de una película mediocre que ni siquiera es la más taquillera de la temporada.  Esta entrega de Transformers hizo en su primer fin de semana en Estados Unidos y Canadá apenas US$61 millones.  Across the Spider-Verse, estrenada una semana antes, hizo US$120.7 millones, casi el doble.  The Little Mermaid hizo US$95.6 millones, a pesar de toda la crítica por la selección de los actores.  La última de la franquicia Rápidos y Furiosos, Fast X, hizo US$67 millones.  Cosa curiosa, así como parte de Transformers transcurre en el Perú, parte de Fast X transcurre en Río de Janeiro.  Digo, no más.

En todo caso, celebro que el Ministerio de Turismo y Comercio Exterior esté teniendo la iniciativa de usar esta experiencia como punto de partida para buscar que otras películas se hagan en el Perú también, así como utilizar el relativo éxito de Transformers para promocionar el Perú como destino turístico.  Sobre todo, si consideramos que el Ministerio de Cultura, que tiene como una de sus misiones promover que haya más industria cinematográfica en el Perú, no ha movido un dedo al respecto.

En el diseño de nuestro Estado, le corresponde al Ministerio de Cultura promover la producción de películas, una tarea en la que se gasta varios millones financiando todo tipo de filmes, siempre favoreciendo películas de crítica social y que expongan los aspectos oscuros de nuestra sociedad.

Es demencial que en un periodo de tiempo en el que pasamos de más de la mitad de la población en situación de pobreza a alrededor de un quinto, esta maquinaria pública no haya visto necesario apoyar la producción de ni una sola película que hable sobre un peruano que haya salido de la pobreza.  Ni qué decir de una sola película que esté orientada a promover el Perú como destino turístico.  No, estaba demasiado ocupada rajando del Perú.  Ojalá que ahora que Promperú ha tomado interés en ello, se apoye otro tipo de producciones nacionales distintas.  El talento y la capacidad técnica ciertamente la tenemos.

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