Una de las principales premisas de la izquierda consiste en que el capitalismo es intrínsecamente inmoral. Por este motivo, es común escuchar a los principales dirigentes, académicos, políticos y periodistas de izquierda describirlo como salvaje y corrupto.
El argumento que usan consiste en decir que las transnacionales y el gran empresariado son los enemigos del pueblo que crean desigualdades para perjudicar a los más pobres.
Sin embargo, ¿qué tan cierto sería que el capitalismo es corrupto por naturaleza, existe mérito en estas afirmaciones?
Es importante entender que el capitalismo es un sistema económico de intercambio libre de bienes, en el cual los individuos son propietarios de los medios de producción del mercado, basándose en los precios como señales de información de las preferencias sociales.
La palabra corrupción proviene del término corruptio en latín, que significa la acción de dañar, destruir, descomponer o pervertir algo que era originalmente puro o correcto.
De esta manera, el capitalismo resulta ser muy peligroso para los ideales de la izquierda, justamente porque para el marxismo la creación de la riqueza sirve para reforzar a la clase oligárquica en un juego de suma cero.
Los izquierdistas piensan de manera completamente falaz que cuando alguien gana dinero, esto significa que un tercero estaría siendo perjudicado directamente a causa de esto. Esto se basa en la teoría marxista del valor objetivo del trabajo, mediante la cual la clase obrera es supuestamente forzada por los capitalistas explotadores a vender su labor a un valor inferior al que tendría.
Por este motivo podemos ver cómo la izquierda está obsesionada con el tema de la desigualdad, cosa que vemos en sus mayores pensadores como Steven Pinker y Amartya Sen. Para ellos es más importante que no haya ricos a que no haya pobres.
Ignoran por completo como el capitalismo y la apertura de mercados libres, tras la caída de la Unión Soviética, ha traído una prosperidad sin precedentes a la humanidad, generando así los mayores índices de prosperidad y bienestar que hemos visto en toda la historia.
Niegan el simple hecho de que el libre intercambio de bienes es la única forma de poder sacar de la pobreza a millones de personas en el mundo para que así puedan vivir en dignidad y comodidad.
Paradójicamente, muchos de los derechos sociales que la izquierda reclama como esenciales en el mundo moderno solo existen debido a la riqueza generada por el capitalismo, al que tanto critican y desprecian. En este sentido, sería imposible ofrecer salud y educación universal de calidad en un sistema donde no haya un libre intercambio de bienes en el mercado.
Pareciera que la verdadera corrupción radica en aquellos que desean controlar el destino y la vida de toda la población basándose en sus propios complejos y resentimientos contra aquellos con más éxito que ellos.
Como ya hemos mencionado muchas veces en esta columna, el intercambio estatal o centralizado de bienes en el mercado solo ha traído hambre, miseria y muerte al mundo.
De esta manera, queda en manos de aquellos que creemos en la libertad, poder defender la vital importancia del capitalismo para tener una sociedad justa y exitosa, de lo contrario perderemos todo.
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Motivado por comentarios ridículos, antiperuanos y simplemente penosos por parte de un sector de la izquierda que parece quejarse del premio al mejor restaurante...