Economía

El impuesto a la renta es inmoral

Extraído de ILADopina. El impuesto a la renta y la ley son dos conceptos que es importante interiorizar y entender antes de procurar adentrarnos en el debate que más que todo es el que estamos hoy en día que es el de políticas públicas, que políticas proponemos, que políticas defendemos, pero a nivel conceptual es necesario interiorizar desde la óptica liberal sobre todo estos dos conceptos.

Uno, el impuesto a la renta es un impuesto absolutamente inmoral porque atenta contra un derecho fundamental que es el de la propiedad privada. Hay tres derechos que anteceden cualquier Constitución, que anteceden cualquier otro derecho: la vida, la libertad y la propiedad privada.

El impuesto a la renta atenta contra la riqueza que genera uno, se confisca por un tercero para en base a una concepción a priori de lo que es justo redistribuirla a su antojo a otros que no la generaron. Esto desde luego que se usa por la izquierda de forma muy exitosa para su lucha de clases: el rico versus el pobre, el que tiene mucho versus el que tiene poco. Y al que tiene mucho hay que quitarle, porque esa es la solución para lograr una verdadera justicia social, ¿no es verdad?

Pero el impuesto, como su nombre lo indica, denota obligación, obligatoriedad, y por el monopolio de la fuerza coercitiva del Estado a uno lo obligan a pagarlo, por lo que no es una ayuda ni una donación voluntaria. Esto viene de cuando unos reinos dominaban a otros, cuando unos monarcas demandaban que se les pagara regalías a ciertos reinos, los emperadores, etcétera. Por ende, su nombre, impuesto.

La próxima investigación de ILAD va a dar mucho que hablar porque vamos a proponer una nueva escala tributaria para concebir el impuesto a la renta. Hay otro punto que es importante resaltar acá: la escala a la que estamos acostumbrados en muchos países, pero particularmente en el Perú, que es una escala progresiva, que se basa en que, el que gana más va pagando más porcentualmente, es nuevamente un atentado contra el principio de igualdad ante la ley.

Porque si tú produces más, ya no tienes el mismo trato ante la ley, se te penaliza ese éxito. Entonces, al final, lo que pasa es que pierde el país en su conjunto y la sociedad, por ende, los más pobres también, porque si de cada dólar (pasado un cierto monto) tú me vas a quitar la mitad, yo prefiero quedarme en mi zona de confort y toda la producción en su conjunto sufre. Porque yo no me voy a levantar a trabajar para que tú, de cada dólar extra, a partir de cierto un monto, te lleves la mitad. Eso no es justo. El impuesto a la renta, en general, no es justo, pero quiero hacer hincapié en que, así como el impuesto a la renta no es justo, mucho menos la escala progresiva es justo.

Nosotros ciudadanos podríamos financiar el aparato estatal del Perú netamente con consumo y yo he dicho varias veces -como ustedes habrán escuchado- que propondría migrar de una sociedad basada en el grave en el grabar el ingreso a la de renta y pasar a un sistema en el cual se graba el consumo. 65% de los ingresos fiscales del Perú provienen por concepto de consumo (IGV, impuestos selectivos al consumo, y otros), y el otro 35% proviene de la renta. Para que ustedes se den cuenta lo absurdo que es todo lo que propone la izquierda, centrándose netamente en penalizar y grabar la renta.

El próximo estudio, va a proponer una nueva escala en una escala fiscal de tributación, pero también vamos a plantear una eliminación de muchos ministerios para lograr la reducción del aparato estatal. De los 19 ministerios que tenemos ahora, vamos a proponer quedarnos con diez. Esto, evidentemente, va a ser presentado en un nuevo evento, así como fue el de los vouchers educativos, con la idea de que se convierta luego en política pública.

Pero hay otro principio del que quiero hablarles también, que es el principio de la ley y las funciones de la ley, y la desvirtuación que ha sufrido la ley, que ha terminado haciendo cosas que debería impedir, porque la ley lo que debería hacer es impedir la injusticia, y garantizar la justicia. Pero cuando mediante una ley se permite el robo legal, la expoliación mediante la ley, pues esta se desvirtúa y termina siendo exactamente lo opuesto de lo que debería ser.

Frédéric Bastiat en la Francia de 1850 alertaba dos cosas: uno, que la ley, estaba permitiendo hacer todo aquello que debería impedir, y estaba logrando, a través de la dependencia en la ley, la dependencia del Estado, el destino que inequívocamente Francia está viviendo hoy en día. Un Estado que está, digamos, quebrado.

Y les quiero leer una porción de ese texto, que yo se los recomiendo verdaderamente, y dice: «Mientras el pueblo francés a todos los demás en la conquista de sus derechos, o más bien de sus garantías políticas, no por eso ha dejado de permanecer como el más gobernado, dirigido, administrado, grabado y explotado de todos los pueblos de Europa, y así continuará mientras consideran a los hombres como sensibles, pero pasivos, incapaces de elevarse por propio discernimiento y por energía propia hasta ningún grado de moralidad o bienestar, quedando reducidos a esperarlo todo de la ley». Y eso es exactamente lo que ha pasado en Francia: la iniciativa privada, el libre emprendimiento, ha quedado absolutamente devastado, ha sido aniquilado, todos esperan del Estado, y eso lo único que hace es matar el espíritu humano en todo su esplendor.

Desde luego, es importante entender estos conceptos, sobre todo el de impuesto a la renta. No quedarse con los frutos del trabajo de uno es una de las definiciones de esclavitud. Cuando uno genera una riqueza y no se queda con los frutos de la riqueza que ha generado. Trabaja gratis para otros. Eso es una de las definiciones de esclavitud, en menor grado desde luego, porque eso sería un comunismo total si fuera el 100%. Pero sea el 40%, el 30%, el 50%, ya en cierta medida hay que interiorizar que unos están trabajando gratis para que se les confisque y se les entregue a otros que no lo han producido.

Otra cosa que quiero decir es que no es que como liberales nos opongamos a que se den ciertos programas de ayuda social en una economía verdaderamente abierta, con fuerte inversión, con crecimiento económico y por ende con reducción de pobreza. Si hay esas condiciones, desde luego que no nos oponemos a que haya esfuerzos focalizados que ayuden a los que puedan haberse quedado fuera de ese sistema verdaderamente abierto. Ahí les dejo estos dos conceptos que son importantísimos de entender.

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