La influencia ideológica de Irán en América Latina ha ido en aumento, trayendo consigo una creciente preocupación y debate en la sociedad. Desde la perspectiva de la izquierda continental, esta es vista como una oportunidad de enfrentar al imperialismo norteamericano, mientras que, para el resto, de forma más acertada es un cáncer que tiene como propósito desestabilizar el sistema político regional.
En ese sentido, Irán ha establecido alianzas que parten desde la cooperación en áreas políticas como militares con Estados claramente opositores a la potencia estadounidense y que compartan ideologías socialistas comunistas. Siendo Cuba y Venezuela los principales socios estratégicos de la nación islámica en el continente.
Bolivia, quien en las últimas semanas ha sido noticia debido al quebrantar sus relaciones con Israel a causa de la guerra contra la organización terrorista palestina Hamás, hoy es un socio clave para la política del Hezbollah en América Latina. Muestra de ello ha sido el establecimiento de la escuela militar UNASUR en 2015, la cual mantuvo como propósito formar un frente interno contra Estados Unidos, desde el odio y el resentimiento injustificado.
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Uno de los medios más utilizados por Irán por expandir su negativa árabe al mundo, es a través de los BRICS, bloque antioccidental liderado por Rusia y China. Donde la participación del Brasil y la próxima adhesión de Argentina, representan una amenaza al sistema político en la región, la cual cada vez más confundida por la abundancia de gobiernos de izquierda, se adentran indirectamente a una disputa mayor entre potencias donde su rol de peón solo traerá crisis.
Es así, que la dinámica iraní se fundamenta desde la lógica de la Guerra Fría, lo que significa que las potencias toman a los países de la periferia como sedes y sujetos de guerra, evitando de este modo un conflicto directo entre ellos.
En el contexto actual, la guerra judía – árabe se entiende como la influencia norteamericana en el Medio Oriente, la cual se representa por medio de sus relaciones con Israel, quien geográficamente se encuentra rodeado de enemigos que actúan desde el terrorismo y sostienen su economía con recursos de dudosa procedencia. Asimismo, estas naciones de origen árabe comparten un movimiento antiamericano, siendo esta la base del conflicto, en consecuencia, buscan alianzas con naciones ideológicamente similares próximas a Washington, de modo que signifiquen una amenaza directa ante una posible respuesta militar.
Las recientes declaraciones de los presidentes Gustavo Petro y Gabriel Boric en lo que se refiere a la guerra de Israel – Hamás y a la creciente posibilidad de seguir los pasos de Bolivia en el cese de las relaciones diplomáticas con la nación judía, es para algunos una acción insignificante. No obstante, esto implicaría un problema mayor donde la influencia de Irán podría establecerse en estos países, consiguiendo alterar el sistema regional.
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Estudiante de relaciones internacionales