La presidente Dina Boluarte, una vez más, somete al Perú a la agenda globalista al anunciar su adhesión al Pacto del Futuro de la ONU, la nueva cara de la Agenda 2030 que, bajo promesas de un “mundo mejor”, asegura un futuro más seguro, con democracia, sin hambre y con un planeta resiliente. No obstante, estas promesas son una farsa, ya que la agenda globalista es contraria a las libertades fundamentales.
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Asimismo, es contradictorio e incoherente que un gobierno incapaz de atender los problemas más urgentes del país pretenda resolverlos a través de una agenda que no responde al interés ni a las necesidades del pueblo peruano. Primero, prometen democracia, no obstante, nos imponen una agenda diseñada por una pequeña élite, sin consulta, debate ni votación. Una verdadera democracia no funciona de esta manera y mucho menos aceptaría un “Pacto Digital Global” que atenta contra un derecho tan importante y fundamental como es la libertad de expresión. Segundo, hablan de seguridad, pero no mueven un dedo para combatir la inseguridad ciudadana. Cada vez más peruanos pierden la vida a mano de ladrones, cobradores de cupos, extorsionadores, sicarios, etc. Y lo peor de todo es que cuando un policía los enfrenta el que se va a la cárcel es el policía y no el delincuente. Tercero, prometen un mundo sin hambre, pero no hacen nada por atender la inseguridad alimentaria que afecta a millones de peruanos. O bien minimizan este problema o lo ignoran, como cuando el ministro de Desarrollo Agrario, Ángel Manero, aseguró que en el Perú no se pasa hambre y que “se come de manera contundente” ante la emisión del informe de la FAO que detalla que 17 millones de peruanos no tienen garantizadas sus comidas diarias. Finalmente, ofrecen un futuro resiliente, pero son incapaces de gestionar desastres nacionales como los incendios forestales, sin investigar ni sancionar a los responsables, mientras afirman estar luchando contra el “cambio climático”.
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En conclusión, este gobierno no tiene la capacidad de resolver los problemas más urgentes del país, pero es eficiente para alinearse a una agenda fracasada como la Agenda 2030. El Perú no debió adherirse, al igual que Argentina. Espero pronto llegue el momento en que nuestro país tenga un gobierno que rechace con firmeza esta agenda repleta de promesas vacías y peligrosas para nuestra soberanía.
Estudiante de Ciencia Política