Hace poco escribí una columna sobre la película “Corazones vándalos” y recibí un aguacero de comentarios. Fue culpa mía sumergirme en ese mundo espantoso lleno de barro. De hecho, cada día tengo la plena convicción de que las redes sociales se han convertido en un inmenso río donde conviven pirañas desesperadas por carne fresca y diversos tipos de peces que tienen hermosos colores y singulares diseños.
No voy a mentir. Fui tentado a responder cada uno de los misiles, pero decidí sustituir la rabia por la parsimonia. Recordé de inmediato el poema de Borges (“Los justos”), donde enumera a personas únicas, difíciles de encontrar: “El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. / Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”. Así las cosas cuando uno escribe.
Siempre he creído que uno jamás debe ser rehén de sus lectores. Es necesario dejar de creer esa cursilería dicha por Gabriel García Márquez, “escribo para que me quieran más mis amigos”. No, señores, no se escribe para que te quieran más. Uno escribe para comprender, cuestionar y, muchas veces, para incomodar (he ahí la finalidad).
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Sin embargo, en este trabajo de “amasar el pan”, me refiero al escribir, resulta imperativo entender dos dramas. Primero, no siempre serás leído (aunque lo necesites). No te desanimes, hay una luz de esperanza: Es imposible ignorar un buen texto. En segundo lugar, estamos en medio de una disputa por la atención. Esto, de verdad, es apocalíptico ya que no perdona amistades ni amores. La desesperación de recibir un like puede exhibir la mezquindad y miseria humana.
César Vallejo termina su poema Los nueve monstruos con el siguiente verso: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”. Cinco palabras tan pisoteadas, tan manoseadas y vilmente usadas. Cuando a la verdad son pocos los que gozan de esa envidiable clarividencia de notar que no se está haciendo nada. Entonces, es tiempo de empezar con pequeños actos (desde casa, por ejemplo) como señal de que aún hay esperanza. El mío es, mientras tanto, haber escrito esta columna.
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Escritor y profesor