Ropa que cubra la mayor parte del cuerpo. Religiosa y tradicional. Su única ocupación es ser ama de casa. Es madre o sueña con serlo. Si te preguntara qué tipo de mujer se está describiendo en estas líneas, lo más probable es que señales que se refiere a la “mujer conservadora” -y aunque no lo creas- esa respuesta constituye una de las razones por las que el feminismo sigue captando -con éxito- mujeres de las nuevas generaciones.
Por más que resalten características positivas, los estereotipos estigmatizan a las personas y las etiquetas tienen una connotación negativa en sí mismas. Esto se refuerza cuando hay una falta de conocimiento sobre lo que se está describiendo -por ejemplo- lo que significa ser una mujer conservadora.
Partamos entonces de las definiciones para una mejor comprensión. El concepto de conservadurismo al que me refiero es aquel que presenta una filosofía política y que tiene como uno de sus primeros y principales teóricos a Edmund Burke, filósofo británico que destacó a finales del s.XVIII por un artículo que presagió el resultado de la Revolución Francesa.
Los ensayos de Burke exaltaban las tradiciones entendidas como aquel conocimiento social que, sintetizando los aciertos y errores recogidos entre generaciones, se traduce en instituciones entendidas como las reglas de juego.
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Así, el conservadurismo se opone a toda revolución como vehículo o metodología del cambio social, promoviendo en cambio, por una parte, la conservación de aquellas instituciones sociales que -como la familia tradicional- garantizan su evolución y, por otra parte, el cambio gradual de aquellas instituciones que no resultan igualmente eficaces.
Un conservador, entiende que el ejercicio de la libertad supone responsabilidad, comprendida como el conjunto de deberes individuales o sociales que cada quien debe cumplir para gozar plenamente de aquella, siendo en consecuencia -en palabras de Miklos Lukacs- un pensador realista-deductivo, es decir, alguien que vive en el presente aprendiendo del pasado para diseñar un mejor futuro.
En dicho contexto, si hoy en día el feminismo genera mayores adhesiones en las redes sociales y medios de comunicación que el conservadurismo es porque no hemos entendido -o no hemos comunicado correctamente- el alcance de este último concepto. Nos hemos quedado con el estereotipo y ello ha limitado la inclusión de más mujeres jóvenes en el frente de batalla cultural.
Sin embargo, ¡estamos a tiempo de cambiar el rumbo! Estoy segura que con el apoyo de más mujeres que comprendan lo que significa ser conservadora o tal vez descubran que siempre lo han sido, podremos derrotar los estereotipos y presentar un frente de batalla en favor de tradiciones e instituciones capaces de ofrecer a las futuras generaciones una sociedad próspera y libre.
Tal vez no compartamos exactamente los mismos objetivos, pero confío que ello no impedirá que tú y yo seamos parte de un mismo frente conservador que detenga el avance del feminismo en nuestra generación. ¡Seamos una voz diferente!
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Estudiante de periodismo