Esta columna no es técnica, formativa ni, mucho menos, académica. Con estas líneas, únicamente quiero invitar al lector a la reflexión ante un riesgo que pese a que aún no se ha hecho tangible, se encuentra aguardando en las sombras. Un mal que, en mi opinión, aún no se divisa, pese a que tiene gran tamaño.
Un peligro que espera en su escondite, como un animal hambriento, impaciente por atacar.
Personalmente, creo que una figura que ilustra bien a esta arpía, son los crótalos -o víboras de foseta-. Unos animales que llaman la atención por su peculiar forma de atrapar a sus presas: las cazan detectando el calor que emiten, gracias a una fosa que funge de termorreceptor.
Evidentemente, mientras mayor sea el calor que emite la presa, mayor será la probabilidad de convertirse en víctima de la serpiente.
Una dinámica que nos regala la naturaleza y que ilustra a la perfección a este mal. Y es que así cómo estás víboras, son los socialistas y progresistas – aunque sin el asombroso que causan los reptiles.
Esperando en su madriguera, deseosos de que suba la temperatura en el termómetro del malestar económico argentino para que se incrementen las tensiones sociales. Como hienas queriendo atacar a un león moribundo.
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Ataques que empiezan a brotar no solo por su limitada capacidad para comprender la economía – cuando, de hecho, cada vez es más evidente que no tienen interés en entenderla -, sino también por su maléfica intención de esparcir su virus por la región.
Los opinólogos de izquierdas, que son expertos en todo, se abrazarán al shock económico que le depara a la nación para señalar que la culpa de las desgracias del país es del presidente Milei.
Sí, dirán que es culpa del que lleva menos de una semana en el puesto y no de los socialistas que destrozaron al país durante años.
Y no lo harán porque creen que pueden destituirlo o hacer que se retracte en sus acciones. Lo harán -habiendo comenzado ya vía redes sociales- para inculcar su discurso a las masas que poco saben de política.
Un grueso de la población que, lamentablemente, cree que puede vivir ajeno a la política, limitándose a repetir lo que dijo algún influencer o conductor de podcast.
Este es el enemigo que veo yo. Un grupo de arpías a las que poco les importa que mejore la situación para el país. A un colectivo que empezará a atacar masivamente las medidas económicas que son necesarias para reactivar a la nación argentina a largo plazo.
Un grupo de pseudo intelectuales, que junto con su ejército de séquitos, forzarán su discurso en el resto de países de la región para que así la izquierda no pierda terreno socio-cultural.
Por lo tanto, no solo por el bien de Argentina, sino por el de Sudamérica, espero que el presidente Milei logre encaminar el país hacia su reconstrucción. Y a ustedes, queridos lectores, los aliento a mantenerse siempre activos en el debate intelectual porque vienen meses cargados.
En ILAD defendemos la democracia, la economía de mercado y los valores de la libertad.
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Estudiante de economía