Desde hace un tiempo, varios políticos, académicos y periodistas, muy influyentes en redes sociales y espacios universitarios, promueven la reconceptualización del fascismo. Tener cierto reconocimiento periodístico, títulos y cargos académicos o buen manejo ante cámaras, contribuye a este objetivo. Utilizan de manera indiscriminada los términos fascista y fascismo, y su discurso es aceptado por mucha gente que se guía más por la forma que por el fondo.
Basta ser de derecha para ser fascista, sin importar que el individuo o el grupo descalificado sea liberal, conservador, socialcristiano o crea en la monarquía parlamentaria. Otro requisito es ser frontal con quienes más se valen de este recurso descalificador. Curiosamente, los que más se quejan del llamado terruqueo suelen ser los mismos que recurren al fascisteo. ¿A qué se debe? Una pista podría ser la posición política de quienes fascistean. Aquí algunos ejemplos.
En marzo de este año, Nuevo Perú, el partido de Verónika Mendoza y Sigrid Bazán, emitió un pronunciamiento contra el II Encuentro Regional del Foro de Madrid celebrado en Lima. Señalaron que era una alianza de la ultraderecha fascista (…), agregando que Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular son partidos golpistas y fascistas.
Rechazamos la presencia en el Perú de representantes de organizaciones de la ultra derecha fascista internacional que se hacen llamar “Foro de Madrid”. Rechazamos su discurso colonialista, racista, intervencionista y su rol de aliados de la dictadura asesina de Dina Boluarte. pic.twitter.com/hz0r6iEMli
— Nuevo Perú (@NuevoPeruMov) March 29, 2023
A fines de mayo, la reconocida historiadora Cecilia Méndez publicó un artículo titulado Fascismo peruano del siglo XXI. Entre otras cosas, sostuvo que el actual gobierno tiene posiciones autoritarias y fascistas, y que en el Perú algo parecido a un frente fascista se articuló ante el inminente triunfo de Castillo.
Hace unos días hubo un plantón contra el fascismo en la puerta de IDL-Reporteros, donde el periodista Glatzer Tuesta declaró que la calle es del pueblo y no de los fascistas, y que era el inicio de la resistencia al fascismo en el Perú. Por su parte, Gustavo Gorriti, director de IDL, habló de la forma de enfrentar a la violencia del fascismo.
¿Los partidos de la derecha peruana son fascistas? ¿Que tres loquitos de un grupo de exaltados alcen la diestra convierte a todos en nazis? ¿Que López Aliaga sea célibe y utilice un cilicio significa que va a poner campos de concentración? Repasemos algunos hechos inconvenientes para el fascisteo.
Benito Mussolini se formó políticamente en el Partido Socialista Italiano (PSI), llegando a ser un importante dirigente, así como director Avanti!, el periódico oficial del partido. En palabras de Mussolini: Yo traía en mí la experiencia vivida de una sola doctrina: la del socialismo. Durante la Primera Guerra Mundial, Mussolini se alejó del PSI, y tras el conflicto fundó el Partido Fascista Italiano, movimiento con el que alcanzó el poder en 1922.
El fascismo se posicionó como la tercera vía frente al comunismo y el liberalismo. Mientras el comunismo cometía atrocidades en la Rusia bolchevique y buscaba expandirse, el liberalismo estaba desprestigiado tras la Primera Guerra Mundial y las posteriores crisis económicas. En La doctrina del Fascismo, Mussolini sostuvo que el fascismo está en contra del liberalismo clásico, ya que este niega al Estado en interés del individuo mientras el fascismo reconfirma al Estado como verdadera realidad del individuo. Con respecto al socialismo marxista, dijo que reduce e inmoviliza el movimiento histórico en la lucha de clases e ignora la unidad del Estado que puede reunir a las clases armonizándolas (…).
El fascismo es una ideología radicalmente nacionalista y estatista, caracterizada por su antimarxismo, antiliberalismo y militarismo. Su sistema económico y social es el corporativismo, visión del Estado como una suerte de cuerpo que articula sus principales órganos (sindicatos, empresarios y gobierno) en un proyecto común. Al igual que las dictaduras comunistas, el fascismo es totalitario, lo que se traduce en regímenes de partido único que reprimen toda disidencia. Según varios autores, el fascismo es un socialismo de carácter nacional, a diferencia del socialismo marxista, orientado al internacionalismo proletario.
No es casualidad que, ante el avance de los Aliados, Mussolini fundara la República Social Italiana en el norte de Italia, ni que el Manifiesto de Verona estableciera: “abolición del sistema capitalista interno y lucha contra las plutocracias mundiales”. Tampoco es casualidad que Hitler llamara a su ideología nacionalsocialismo, ni que Goebbels señalara: “Somos socialistas porque vemos en el socialismo (…) la única oportunidad de mantener nuestra herencia racial (…)” (Estos condenados nazis).
En su afán reconceptualizador, los fascisteadores omiten hechos históricos. Para ellos, el peligro está en la derecha fascista, no en partidos de izquierda objetivamente antidemocráticos ni en “tomas de Lima” que remiten a la Marcha sobre Roma. Tampoco se enfocan en el etnocacerismo, movimiento con verdaderas características fascistas. Por eso hay que desconfiar de los abanderados del antifascismo, suelen pertenecer a la izquierda radical o ser funcionales a esta. En realidad, lo que vale es oponerse al totalitarismo en sus distintas versiones, ser tan antifascista como anticomunista, aunque decirlo pueda sonar fascista para algunos…
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Abogado