El Perú ha sido agraviado, nuevamente, tras la divulgación de un documento elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) –a pedido de la PCM– que determina que el sueldo de la presidente, Dina Boluarte, debería ascender a S/ 35 568.
Esta información salta a la luz en el peor momento posible para la presidencia, tras el atentado en Pataz en el que presuntos mineros informales asesinaron a 13 trabajadores de la empresa R&R y la reciente encuesta de Datum que señala que la presidente mantiene una desaprobación del 94%.
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A un año de las próximas elecciones generales, en medio de una ola de criminalidad sin precedentes, en un contexto social en el que los peruanos arriesgan sus vidas para trabajar (muchas veces en la informalidad y pagando cupos para poder subsistir) y en el que la anemia infantil ha repuntado al 43.1%; resulta absolutamente incoherente plantear un incremento salarial a una mandataria cuyo gobierno prende de un hilo.
La política se hace de gestos y, en su accionar, Boluarte ha demostrado –una vez más– que le importan más sus frivolidades que la vida de los peruanos, a quienes representa y se debe.
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Durante los últimos años, la clase política se ha acostumbrado a disponer del erario público para financiar caprichos, hacer negocios y obtener réditos personales. Por ello, resulta imperativo recordarle a la población que, en el 2026, voten mejor y de manera más informada; ya que Dina Boluarte llegó al sillón presidencial de la mano de Pedro Castillo y Perú Libre.
Aquí cabe hacer un llamado de atención a los votantes peruanos.
¿Estamos cansados de escuchar que la política es corrupta? ¿Queremos representantes honestos? Comencemos por castigar, en las urnas, a aquellos que se han dedicado a malgastar el dinero de los contribuyentes y a investigar qué representantes del Congreso le hacen el juego al mercantilismo económico y político.
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El próximo año, tenemos una oportunidad para encaminar el Perú hacia la senda del crecimiento y el trabajo honesto. Los peruanos rogamos que se pongan en agenda los temas de fondo que, en pleno 2025, es inadmisible que sigan existiendo: la erradicación de la anemia, la formalización minera, la reforma de nuestros sistemas de educación y salud, la construcción de pistas, carreteras e infraestructura, entre muchos otros.
Basta ya de frivolidades enmascaradas en viajes, relojes de lujo y aumentos de sueldo injustificados. El Perú tiene prioridades y, mientras pasan los días y no se toma acción sobre las problemáticas relevantes, nuestros niños pierden oportunidades, nuestros jóvenes tiran por la borda sus sueños, y nuestros adultos pierden la esperanza de envejecer prósperamente o, siquiera, llegar con vida a casa después de trabajar.

Directora ejecutiva de ILAD Media